miércoles, 13 de marzo de 2013

Lo difícil de la dirección de equipo


LA DIFICULTAD DE LA DIRECCION DE GRUPO:
A priori, la dirección de grupo, puede parecer algo fácil y sencillo.  La verdad, es todo lo contrario. El trato semanal que mantiene un entrenador de futbol con sus jugadores es muy complicado de sentir, vivir e incluso de explicar.
Cuando nos enfrentamos a conducir a un bloque de personas hacia un objetivo en común, tenemos que tener presentes varios aspectos. Lo principal, sería una primera toma de contacto con las distintas personas que van a integrar el equipo en cuestión.
Una vez hayamos tenido una primera toma de contacto con los jugadores, tendremos que observarlos jugar. Durante un periodo de una o dos semanas, debemos de realizar partidos continuamente, alineando a los distintos jugadores de diferentes maneras para que así , se pueda observar tanto el estilo de juego que vamos a llevar acabo como y a la vez , intentar que el juego de los jugadores , florezca de manera natural.
Una vez observado estos aspectos, tendremos que realizar una reunión con los integrantes del equipo, tanto jugadores como cuerpo técnico y llevar acabo una planificación de los objetivos que como colectivo, se quieren alcanzar tanto a corto, medio, como largo plazo.

Cuando los objetivos, implantados por todos  y cada uno de los integrantes del equipo, sean aceptados, no habrá más tiempo que perder y habrá que ponerse a trabajar cuanto antes.
En este momento, tanto el trabajo que realiza el cuerpo técnico, en la planificación de ejercicios que será favorecedora del estilo de juego del equipo que se va a llevar acabo, como el trabajo que realizaran los jugadores ha de ir  al unísono.

Cuando estamos frente a un equipo amateur (juvenil, sénior ) , la dirección de grupo es compleja , debido a que en la etapa de juvenil , los cambios hormonales y de la propia edad , pueden jugar una mala pasada para la consecución de los objetivos planteados por todos. El entrenador, debe de estar pendiente de todo lo que acontece a los entrenamientos e incluso llegando a mimar los días previos a la competición.
En estas etapas, la dirección llevada por el entrenador y cuerpo técnico, debe de radicar en el colectivo, pero sobre todo en los jugadores.

Si por el contrario , nos situamos en un equipo en edades formativas ( tanto benjamín , alevín , infantil y cadete) , dentro de la dirección de equipo , nos encontramos con que esta , trasciende más allá del colectivo , incluyendo dentro de la misma a los padres , que en muchas ocasiones , no dejan realizar el trabajo al cuerpo técnico. Con esto no quiero ser tajante y decir que todos los padres impiden el trabajo optimo del cuerpo técnico, no, pero si quiero transmitir que en ocasiones, en muchos campos de futbol base, se observa y se vive un “papismo” descomunal, que ciega del trabajo de los demás jugadores-niños  y prevalece su visión optimista por su primogénito.
En muchas ocasiones, se genera una controversia de cara a la competición, porque en algunos casos y de manera involuntaria, o eso espero,  los padres, exigen al cuerpo técnico que se gane y que su hijo colabore en la victoria.

Estos, no son conscientes de que, en el bloque, se encuentran 19 o 20 jugadores, de los cuales solamente pueden participar en la competición 16 jugadores  en categoría infantil y cadete y que los 20 jugadores, participan a lo largo de la semana en las sesiones de entrenamiento previas a la competición. De estas sesiones, solamente el entrenador, es conocedor de la dinámica de trabajo de manera individual y colectiva  del grupo en cuestión.

Como entrenador de futbol, soy muy partidario de la formación, pero si nos situamos en un periodo competitivo cercano al final, pienso que la competición, dependiendo de la situación del equipo, llega a prevalecer por encima de la formación. Esto incluso se debe a la “presión” que desde la cúspide del club, de manera involuntaria te hacen sentir, debido a que se puede conseguir un objetivo, que previamente quizá, no haya sido pactado por las partes de la directiva y del cuerpo técnico.
Inmersos en este punto, personalmente, veo la situación de diferente forma. A todos los técnicos deportivos, se les dice y se hace hincapié en que la formación prevalece por encima del resultado, que no importa ganar sino formar y así un largo etcétera.

Pues bien, a mi parecer, la formación, abarca muchos campos. No solo la formación es jugar, también lo es el trabajar, el recibir una recompensa debido a ese trabajo e incluso, aunque muchos puedan tacharme de “loco” o “mal entrenador”, el no jugar, también forma.
Mis argumentos para pensar esto último, son los siguientes. Si bien es sabido para los que nos dedicamos a esta profesión, en categorías base, están permitidos los cambios volantes, favorecedores de la participación de los 16 jugadores convocados, en la competición.  Pues bien , si a un jugador , no le enseñas a que en ciertos partidos , ya sean seguidos o no , este no puede jugar por motivos X , si el jugador-niño , el día de mañana quiere seguir practicando fútbol a nivel federativo, se llevara una sorpresa negativa e incluso una frustración que quizá le haga olvidarse del deporte en cuestión   cuando se encuentre en categorías superiores , en las cuales estas , solo cuentan con 3 cambios por partidos y siempre se queda alguien sin jugar.
Si desde edades formativas, se le hace saber al niño, los motivos de la desconvocatoria, para mí, se ha ganado mucho. Para esto, hay que hacerles saber al jugador-niño que lo importante de este deporte, es la disciplina que se adquiere con el mismo. Esta disciplina, te hará ver que quizá, “tú hoy no has jugado, porque el compañero, la otra persona que está a tu  lado, ha trabajado mejor y se merece estar el día de competición” o también por que los aspectos técnico-tácticos que se darán en la competición , no favorecen a la natural influencia del juego del jugador , y debe prevalecer la consecución de los objetivos del colectivo por encima del individual.
Para jugar, todo está en las manos del futbolista y del entrenador, siempre que este refuerce positivamente la desconvocatoria  y animándole a trabajar duro en el entrenamiento para jugar.
 Por lo tanto y para finalizar este artículo, me gustaría hacer un llamamiento tanto a padres, entrenadores y jugadores:

“Veamos lo positivo en lo negativo, valoremos el porqué de las cosas y luchemos por cambiarlas. En muchos casos, la no participación en la competición, aunque no lo parezca , también es formación.”


Carlos Redondo de Rus
@CRdeRus

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